martes, 10 de agosto de 2010

FETICHISTA ... ¿YO?


...la vida es una coleccion de lienzos que esperan como el silencio a ser llenados con los trazos de la pasion que nos da movimiento, en algunos, es imposible resisitirse a crear un bordado fino...

ME DISCULPO:
Una semana y unos cuantos días mas sin abrevar en lo mas mínimo una línea siquiera para este espacio...

Foto: "Los niños de azul, las niñas de rosa"
Espectaculo con Pedro Komink - Agosto del 2009
Cortesia de: S.H.

ME JUSTIFICO:

Tras una congestión neuronal ataviada con los mejores términos, atrapada por la extrema susceptibilidad de poner a prueba mi creatividad en el marasmo de ser invitada a ser parte de un programa de televisión (“Dehesa no me libro” al aire desde el Viernes 7 de Agosto por EfeKto TV)...

UN PENDIENTITO...
Y ahora aunque siendo honesta no me libero de mis patéticas inseguridades, me rebelo al sentido común que me indica ir a tratar de dormir para medio ser conciente mañana en una junta, y me rebelo, porque creo tener un compromiso moral que poner en palabras: Hoy hago una oda a mis mejores aliados, mis fetiches invaluables, constantes en distintos moldes para la ocasión...

En materia pública desde lo mas exquisito hasta lo mas silvestre uso fetiches, en teatro se le llaman “bastones”, en el plano religioso rezos o en el area humanista decretos... al fin cada quien le da el significado que cree necesitar, y a mi como aquello de las limitantes siempre me sabe insípido, pues lo que asumo es una múltiple inclinación a tener fetiches para cada terreno...

Quien soy y que he hecho con mis fetiches... ¿en verdad?... Unos cuantos los saben, otros se lo imaginan y al resto les importa un carajo, bien, me quedo con estos últimos y fingiría demencia yo también, si no fuera porque en estos días son ellos los que me permiten no arrancarle la cabeza de cuajo a uno que otro personaje, y son ellos también los que me han mantenido cierto halo de romanticismo bullendome en la piel del pensamiento...

Ahora la historia detrás de la historia:
Un año después de que me atropellaran tuve que ponerme a acomodar vestuario... ¿por qué?, bueno si alguien se toma la molestia de encender un Viernes de estos la televisión a las 10 de la noche en Efekto TV –aunque yo recomendaría ver desde el noticiero de la Sra. Mayte Noriega que de verdad es muy bueno-, ira observando una serie de vestuarios en lo que toca a la sección “Tentaciones”; todo esos artilugios responden a una vida muy personal, todos fetiches, así tal cual, fetiches; mi gusto personal...

Partiendo de la lógica de que los fetiches pueden ser materiales, verbales o de expresión corporal, pues bueno, repito, a mi lo que se me da es coleccionarlos en todas sus presentaciones.
Aunque salva sea la parte –la de mi salud mental, claro-, siempre he pensado que es una cuestión exótica y divertida, y aquí entra lo obvio, la colección que tiene connotación: Vestidos de época, disfraces, guantes de satín, gasas, antifaces; esposas, látigos, ropa bondage; boas de plumas, lencerías, etc., etc. etc... ¿Juguetes? Mmm, según el presupuesto de la época: una muestra de una buena cantidad de ellos...

Pregunta obligada cuando hablamos de fetichismo, aunque siempre puedo disculparme con una mueca ingenua aludiendo a mi formación de teatro..., pero ya en serio:
¿Uso mi colección? o mejor aun ¿los he usado todos para lo que son?....

Bueno, esa respuesta la podemos dejar a la imaginación...

¡Total si digo que sí; es presuntuoso y si digo que no; acabará en el linde de lo hipócrita!...

Así que ni lo uno ni lo otro; mejor evito la fatiga existencial y si alguien resultase aludido solo espero que sonría benevolente...

EXTRAÑOS SON LOS CAMINOS DEL RUMBO POR DESCUBRIR...

El deber acomodar los accesorios en estos días me llevo a la picara pregunta:

“...¿yo?... fetichista... ¿yo?”.
Y con aquello de que casi no me gusta el descaro, puse el piloto automático y empecé a planear una excursión –por ahí anda un columpio que me muero por tener , aunque la verdad es que no se dónde lo colgaría-, pero de verdad hace mucho que no voy a mis tiendas favoritas: las que están en contra esquina del emblemático cine Teresa y el palacio de las delicias en la Zona Rosa.

Claro que un pequeño detalle pone luz roja: en estos días anteriores, una cuestión de muuuuy vanal: ...No hay lana..., ¡Bah!, no es la primera vez, ¿qué pues?, ya vendrán mejores tiempos...

... pero..., ¡uy que susto!, ¿así no mas?. ¡Caramba!, me he vuelto comprensiva conmigo misma ¿o será que ya le baje a mi síndrome obsesocomplusivo? o peor, ¿será que a mis cuarenta y medio años aquello de la libido se me estancó en algún mes? No, no, no, nada de eso, todavía veo mi colección y se me hace agua la boca si dejo que mi imaginación tome la iniciativa... ¿entonces?

PAUSA CIRCUNSTANCIAL

...;... lo bueno de acostumbrarse a las piezas unipersonales es que uno hace monólogos sin temor a que el terapeuta se vea obligado a subir la dosis de los ansiolíticos: Así que heme ahí, una mañana de sábado –el sábado pasado para ser exactos-, piénsele y piénsele en las hormonas y las neuronas que se me han podido morir en tanto estírele y aflójele:


Desde mi cama se ve el vestuario ahora ya desparramado en la otra habitación, sonrío casi con ternura cuando veo un juego de satin morado con negro; corset y falda que a una darketa veinteañera se le vería hermoso...

Sonrió sin ninguna emoción en especial...; pero con un pensamiento muy claro respecto a los fetiches que me aficioné a coleccionar, quizás sean solo una pagina de mi misma, una pagina muy divertida, pero al fin, una pagina escrita en capítulos pasados..., mientras reflexiono sobre las categorías filosóficas del fetichismo, oprimo contra mi hombro la manga de una sudadera azul... (¡¿?!)

... Que tal!, (HÁGAME USTED EL FAVOR!)... hace mas de 10 días vivo un torrido idilio con una riquísima sudadera, préstamo de una noche, que ha resultado mi invariable compañera de instintos..., ¡y no la suelto!, así como un niño agarra su cobijita y se avienta singular dramón si alguien quiere lavarla; aunque en mi defensa puedo decir que la sudadera azul ya pasó dos veces por servicio de agua y jabón...


Pero la revelación es singular: en plena cuarentena vivencial me asumo con mis fetiches para la creatividad laboral, mis fetiches para satisfacción extracurricular y ahora tengo un fetiche para obligarme a no renegar: ¡una sudadera azul!, un fetiche al que seguramente he de adorar en la ausencia por ¿20 días mas?