lunes, 24 de enero de 2011

CUENTO SIN CUENTO Por si nunca te vuelvo a ver



POR SI NO TE VUELVO A VER
- del cuento a la reinvención-


Hace un par de años, quizás incluso casi diez -aunque no podría estar segura ya que esos documentos se encuentran en papel y están archivados "taaaan" bien que no he podido encontrarlos (HÁGAME ESTED EL FAVOR!)-, hay un cuento que escribí que llevaba por titulo precisamente: “Por si no te vuelvo a ver”...

Aquel resultaba una narrativa quizás un poco insidiosa en la cursilería, contemplaba el concepto de origen: la ingeniosamente cínica anécdota compartida con algunos amigos sobre aquellos a quienes ni por nombre podemos recordar, aunque ubiquemos bien el hecho, las circunstancias y uno que otro detalle:

Recuerdo claramente que la conversación me metió en una catarsis al darme cuenta que por lo menos yo SI tengo mucha gente a la que considero angular en mi existencia y a quienes probablemente por razones geográficas o solamente por una desfragmentación de caminos nunca voy volver a ver...

Así me di a la tarea de hacer aquel cuento, romántico: originado en el pensamiento divagante de una mujer que espera una llamada telefónica de un amante, novio o amorío -no estoy segura, pues no la quise encajonar en ello-; opte por la fertilidad de su sentir: esta imposibilidad de decir en el momento correcto lo que se debe decir y con el peso del mal aplicado concepto de “consumir hasta el último pabilo” -por formalismos sociales-, sin dar luz a algo que tan esencial como “reconocerle a ciertas personas su presencia en nuestras tramas de vida –aunque a veces la otra parte puede continuar sin entender, ni saber, que nos dieron esa parte-"

... Esta mujer -la del cuento-, esperaba la llamada en el angosto pasillo de su conciencia y al final, cuando llegaba el tan esperado timbre del teléfono, sin preambulo se lanzaba con: “ necesito decirte que has sido...., y que por ello estoy agradecida..., y que debo decirte esto... por si nunca te vuelvo a ver”.

Ahora ... A mi, las edades se me siguen acumulando en los cumpleaños, y sostengo que el “nunca” y el siempre” son dos palabras demasiado grandes, pero también la experiencia en los últimos años es que muchos de mis amigos han sobrevivió a sus propias hogueras personales, intelectuales, profesionales, existenciales y amorosas; en sus propios juicios de inquisición...

Lo que encuentró a veces me llena de gusto –o de susto-...

Algunos reencuentros me llevan al capullo que crece y me hace titubear sobre mis propias certezas...

Pero incluso, he recuperado a personajes que apuntalaron épocas de mi años y he podido –debo decirlo-, quedarme con el sentir de que el designo le permite a uno a veces –que lamentablemente solo a veces-, ajustar cuentas con sucesos que debieron pasar, que no pasaron y que se replantean en escenografías distintas...

En ese sentido, sin nombres ni fechas –pues ya algún cuate me brincó con el rollo de que lo personal no debe ser publicado-; con los demás me justifico diciendo que al iniciar mi infructuosa búsqueda de cuentos-,llegue cálidamente a la sensación de que estos nuevos medios electrónicos van hasta donde la imaginación alcancé y por ello, si algún día encuentro –y transcribo mi cuento-, podré dedicarlo, aunque por ahora, aprovecharé el medio para que el pensamiento se compacte y desde estas líneas pueda declararle a muchos de mis seres amados, a los permanentes y a los recuperados, a los incidentales y a los protagonicós; estén donde estén, que sólo tengo que decirles:

Gracias por arroparme...,

Gracias por incluso tomar el pulso para decidir si necesitaba una mano o una patada cuando me he tirado el piso...,

Gracias por rescatarme y protegerme de mi misma...,

Gracias a un par de ellos por devolverme las sonrisas de sentirme en mi propio cuerpo y mi re-evaluación, con lo que eso signifique al entender lo que queda de mi -y lo que falta-...

Gracias a muchos de ustedes por permitirme ser sin mayor presión...

Gracias por acompañarme -aunque sólo sea en el llamado de mi pensamiento-, a ver nuevos amaneceres como el de la foto tomada en esa orilla del caribe mexicano...

Gracias a un par de seres especiales por permitirme amarlos y arrullarme en esa ilusión, aunque mi interpretación fuera errónea y en realidad lo que tuviera no fuera alguien con quien compartir la soledad sino simplemente ser soledades separadas, conjugadas en instantes simultaneos...

Lo demás, son historias aun por escribir; aquellos que existen en sus propios universos: Desde los de un grupo virtual llamada “Zócalo al desnudo”, mis compañeras en el tren express de la motivación de género en CIMAC o los creativos con los cuales se dispara la aventura del oficio de radio, televisión o escritos....

A todos aquellos y aquellas que han sido depositarios de lamentos y entusiasmos, además claro, de aquellos y aquellas con quienes mis relaciones de sensibilidad ocupan todo tipo de terrenos y secretos, en todo tipo de escenarios; por favor:

Reciban este agradecimiento...,...

por si en alguna jugarreta de los caminos nunca los volviera a ver...

Gracias... !!!

... Y que sean en plenitud y prosperidad en cada brecha de sus caminos ...