FOTO EN:
www.promoarte.com.mx
"MARQUITECTURA SENSUAL"
Claudia Nierman
REFERENCIA:
Las hermosas imágenes que ha creado el Maestro Leonardo
Nierman son constantes en mi vida desde que Diana Martha Callejas Jefe
del Área de Arte y Patrimonio Cultural; eventos culturales y exposiciones del
IMSS me llevó a enamorarme primero de la creación y después del entrañable
personaje.
![]() | |
LEONARDO NIERMAN |
(Si falta énfasis a mi anterior declaración;
invito a mirar esta nota: "Exposición
retrospectiva de Leonardo Nierman" EfektoTV & La Tentación presentan:http://www.youtube.com/watch?v=LJ4Htft_TPc
)
… Hace unos meses Diana Martha me
sorprendió nuevamente, ahora con la muestra fotográfica de la hija del maestro
Leonardo: Claudia Nierman, "Realidad Deconstruida”, una selección de 360 obras de sus 25 años de
trayectoria.
Claudia es poseedora de un universo
personal, de la creación de texturas cuyas dimensiones te llevan a vivir
dentro de sus fotos y una vez ahí, te libera con el gozo de saber que cada
quien imprimirá su propia vivencia.
Sé bien que llevar el apellido y la
trayectoria de un padre puede ser comprometedor, sin embargo, en ese caso
afortunado -como en otros pocos-, el apellido es referencia contexual.
Lo que tienen en común Leonardo y
Claudia, Padre e hija: es un nivel de sensibilidad que te atrapan el aliento y
te engarzan pensamientos; si les quitamos el apellido, quedan ambos en esferas
separadas que cada uno mantiene de manera propia.
Ahora la razón de este cuento: regresando
de la exposición de Claudia Nierman -en una visita que contó con la presencia
de su padre-, le platiqué la experiencia a mi propio hijo, y le dije que debía
escribir una crónica.
Al día siguiente ya estaba lista
pero no quería subirla al blog, mi hijo me preguntó la razón y entonces tuve
llanamente que decir: “Hijo, no se puede publicar una crónica que mas bien
parece la cita del diccionario sobre ‘grandilocuentes adjetivos calificativos
superlativos’
“O sea que estas fascinada con
lo que viste” –dijo mi sabio querubín, a lo que agregó proponiendo:
“¿Y porque
no entonces escribes un cuento?”
¿Un cuento?. ¡Un cuento!...,… pero –pensé-,
si yo los cuentos ¡los uso como una terapia vomitiva existencial;
no como una
crónica cultural! (HAGAME USTED EL FAVOR!) …
Una semana había pasado cuando
nuevamente la impronta del adolescente que tengo por vástago preguntó cómo iba con el cuento. “No sé por
donde empezar -le dije-”
“Hay ma, pues por donde siempre
empieza todo contigo: ¡Por lo que sientes!”
… Y entonces recordé algo: durante
aquel recorrido en la Sala de Exposiciones del Centro Médico, al cobijo siempre
cálido de Diana Martha, con los adorables gestos del maestro Leonardo y con la
amorosa presencia de la creadora Claudia Nierman, vi imágenes en el exquisito
trabajo de la antigua técnica de la fotografía y la fusión con los elementos de
la tecnología, escuché algunas historias sobre cómo nacieron las fotos, pero
también, de manera fortuita se deslizaron las anécdotas de padre e hija: ¡¡¡¡¡¡ Ahí estaba mi cuento !!!!!! : lo que sentí al escucharles,
la complicidad de una vida por coincidencia genética y aunque si bien una
entrevista podría revelar la historia detrás de la historia de esa creatividad;
preferí imaginarla. Y así nació este cuento,
con fragmentos de realidad, pero la referencia de la imaginación, aunque
debo también aceptar, es un imaginar basado en la mirada de la propia Claudia
Nierman observando a su padre recorrer la exposición.
Un cuento quizá un poco femenino, un cuento
sobre artistas, un cuento sobre valores familiares; pero sobre todo un cuento
de amor por la creación…
Así, resguardada en los géneros
fantásticos –que permiten casi cualquier libertad literaria-, todo mi
agradecimiento para la Sra. Callejas y todo mi amor, respeto y admiración para
los Nierman, incluido el pequeño nieto, quien de hecho es el personaje
principal: Aquí !!!!
" ...FLUIR..."
La música en la sala de
conciertos había empezado a sonar quince o quizás veinte minutos atrás.
Leonardo acostumbraba ir los Sábados por la noche, le gustaba ese lugar grande
y frio que cuando se llenaba de sonidos iba cambiando de temperatura.
Como joven estudiante de música se podía
jactar de conocer todos los clásicos, y por disciplina iba a todos los
conciertos que podía; había visto tocar a la Sinfónica de Minería y a la de Bellas
Artes, aunque su favorita era la Sinfónica de la UNAM.
Por eso aquella noche había
corrido pisando grandes charcos, no importándole mojarse: no quería llegar
tarde y lo logró apenas.
Y ahí estaba, en la
sala Nezahualcoyotl, dispuesto a dejarse envolver por la sensación de la música;
mirando como los músicos parecían estar cada quien en el mundo de su
instrumento, pero al mismo tiempo en un universo compartido.
Esa noche sentía
especialmente que algo estaba por suceder. Y no era su ánimo, porque había
llovido toda la semana lo que siempre le provocaba nostalgia, ni tampoco que
aquella noche el programa estuviera dedicado a Johann Pachelbel y que la obra
interpretada fuera “Canon”, su favorita. No,
no era sólo eso, había algo más, lo presentía.
Los violínes sonaban sublímes; el violín, era
su eterno amor: La razón por la que entró al Conservatorio Nacional de Música…,…
pero la verdad no era talentoso, lo sabía: cumplía con todas las tareas, sabía
leer las notas; pero no tocaba como había soñado.
En sus sueños estaban
los violínes al principio, luego, cuando vibraban con el sonído, de ellos
salían colores y se mezclaban, claros o intensos, ligeros o profundos:
El joven Leonardo soñaba con la
vibración de ese sonído, algo que no lograba crear por mucho que ensayara; tocaba
obsesionado las cuerdas, sin embargo, como decían sus maestros: no podía ‘tocar
el alma’ de su instrumento.
Pensaba en eso cuando sintió
que le apretaban el pecho, las manos le sudaban y sus ojos se llenaron de
lágrimas. Sonaba el Adagio, esa parte de la obra musical que siempre lo
conmovía, y entonces, se dio cuenta, con tristeza, que no había nacido para
músico….,… tal vez lo sabía hacia mucho tiempo, pero en ese momento lo aceptó:
Jamás podría hacer fluir de sus dedos ese lenguaje de las notas que se hacían
música.
Parpadeó y una lágrima
caliente resbaló por su cara, parpadeó otra vez y su mirada se quedó escuchando,
así, sin pensar: miraba lo que escuchaba y seguía llorando en silencio.
Ante sus ojos entonces aparecieron
primero sombras acuosas; las luces de la sala cambiaban sutílmente reflejando a
la orquesta y el escenario que parecía llenarse de colores.
Sintió un escalofrió en
la piel: ¡Estaba mirando,fluir, como en sus sueños los colores de los instrumentos!
En la escuela había escuchado
atento hablar a los maestros de música
que explicaban con detenimiento ‘los tonos’, ‘los colores’ y ‘las
texturas de las notas musicales’; pero sólo eran palabras.
Esa noche las palabras
quedaron atrapadas entre su imaginación, sus sueños y sus lágrimas.
Se quedó hasta el final
del concierto: mirando fascinado como se
deslizaban los sostenidos y anchos
rojizos, los definitivos rotundos azules, los amarillos, los verdes…
Llegó a su casa, puso
un disco de la Filarmónica de Berlín y sacó el cajón donde estaban sus frascos
de pinturas, extendió una tela que tenía guardada pues aunque siempre le había
gustado pintar sus padres pensaban que eso era solo un pasatiempo.
En aquel momento, sin
miedo, en el negro de su mente, cedió el terreno a su mano para que tomara ritmo y la dejó hacer
anchos trazos, seguidos de relámpagos de tonos.
Su mente corría , se deslizaba por un
universo de sonídos donde fluían colores: ¡su sueño era una realidad!
Entendió que podía así
abrir otro escenario; podía no ser bueno para crear el cuerpo de la música pero
podía vestirla, podía hacerla fluir detrás de otro telón …
… Así es como tu abuelo me lo contó; cuando nos
conocimos. ¡ Yo no sabía entonces que iba a convertirse en uno de los artistas de la plástica mexicana mas importantes en la
escuela del expresionismo mágico !
Pasaron los años y se hizo famoso como pintor y escultor,
incluso dos de sus obras mas queridas fueron escogidas para adornar la pared
del vestíbulo de la Sala Nezahualcoyotl.
Cuando fuimos a Roma a ver sus
cuadros en la sala del Vaticano donde tienen una muestra en su honor, tu mamá
era muy niña y con gran orgullo vio su nombre en la entrada “Leonardo Nierman”; seguido de una
frase escrita en latín que tu abuelo sonriendo nos tradujo, decía: “Paisajista
en el universo de los sueños”.
Tu mamá se
quedó muy seria y le preguntó a tu abuelo:
“
¿Entonces tú crees que lo que soñamos podemos hacerlo realidad?”
Tu abuelo
le contestó:
“No lo creo: ¡LO SE!”
… Lo que nosotros no sabíamos es que
tu madre soñaba con imágenes de otra manera, las soñaba congeladas; por eso se convirtió en fotógrafa
profesional...
Tu mamá sueña igual que tu abuelo, por eso las imágenes que a ti
te cautivan y que la gente dice que son como ventanas a mundos paralelos: los
sueños de tu madre son otro universo; pero querido, esa hijo, esa, es otra
historia…
Claudia
Nierman
Reconocida como experta en manipuleo fotográfico de imágenes que dota
de efecto dramático a cada composición, orquestando instrumentos de color,
contraste y forma.
FOTO EN: www.rogallery.com
NIERMAN / "SONATA"
Leonardo Nierman, artista mexicano de
renombre internacional, entre los grandes creadores del siglo XX.
Disciplina artística: Pintor,
Escultor; Estilos: Abstracto
Técnicas principales: Acrílico sobre
Masonite y Acrílico sobre tela.
En su obra escultórica sólo maneja actualmente
el acero inoxidable acabado espejo