lunes, 4 de marzo de 2013

CLAUDIA Y LEONARDO NIERMAN



 FOTO EN: www.promoarte.com.mx
"MARQUITECTURA SENSUAL"
Claudia Nierman 
                                                                               


REFERENCIA:
Las hermosas imágenes que ha creado el Maestro Leonardo Nierman son constantes en mi vida desde que Diana Martha Callejas Jefe del Área de Arte y Patrimonio Cultural; eventos culturales y exposiciones del IMSS me llevó a enamorarme primero de la creación y después del entrañable personaje.

LEONARDO NIERMAN

… Hace unos meses Diana Martha me sorprendió nuevamente, ahora con la muestra fotográfica de la hija del maestro Leonardo: Claudia Nierman, "Realidad Deconstruida”,  una selección de 360 obras de sus 25 años de trayectoria.
 
Claudia es poseedora de un universo personal, de la creación de texturas cuyas dimensiones te llevan a vivir dentro de sus fotos y una vez ahí, te libera con el gozo de saber que cada quien imprimirá su propia vivencia.

Sé bien que llevar el apellido y la trayectoria de un padre puede ser comprometedor, sin embargo, en ese caso afortunado -como en otros pocos-, el apellido es referencia contexual.

Lo que tienen en común Leonardo y Claudia, Padre e hija: es un nivel de sensibilidad que te atrapan el aliento y te engarzan pensamientos; si les quitamos el apellido, quedan ambos en esferas separadas que cada uno mantiene de manera propia.

Ahora la razón de este cuento: regresando de la exposición de Claudia Nierman -en una visita que contó con la presencia de su padre-, le platiqué la experiencia a mi propio hijo, y le dije que debía escribir una crónica. 

Al día siguiente ya estaba lista pero no quería subirla al blog, mi hijo me preguntó la razón y entonces tuve llanamente que decir: “Hijo, no se puede publicar una crónica que mas bien parece la cita del diccionario sobre ‘grandilocuentes adjetivos calificativos superlativos’

“O sea que estas fascinada con lo que viste” –dijo mi sabio querubín, a lo que agregó proponiendo: 
“¿Y porque no entonces escribes un cuento?”

¿Un cuento?. ¡Un cuento!...,… pero –pensé-, si yo los cuentos ¡los uso como una terapia vomitiva existencial; 
no como una crónica cultural! (HAGAME USTED EL FAVOR!) …

Una semana había pasado cuando nuevamente la impronta del adolescente que tengo por vástago preguntó cómo iba con el cuento. “No sé por donde empezar -le dije-”

“Hay ma, pues por donde siempre empieza todo contigo: ¡Por lo que sientes!”

… Y entonces recordé algo: durante aquel recorrido en la Sala de Exposiciones del Centro Médico, al cobijo siempre cálido de Diana Martha, con los adorables gestos del maestro Leonardo y con la amorosa presencia de la creadora Claudia Nierman, vi imágenes en el exquisito trabajo de la antigua técnica de la fotografía y la fusión con los elementos de la tecnología, escuché algunas historias sobre cómo nacieron las fotos, pero también, de manera fortuita se deslizaron las anécdotas de padre e hija: ¡¡¡¡¡¡ Ahí estaba mi cuento !!!!!! : lo que sentí al escucharles, la complicidad de una vida por coincidencia genética y aunque si bien una entrevista podría revelar la historia detrás de la historia de esa creatividad; preferí imaginarla. Y así nació este cuento,  con fragmentos de realidad, pero la referencia de la imaginación, aunque debo también aceptar, es un imaginar basado en la mirada de la propia Claudia Nierman observando a su padre recorrer la exposición.

 Un cuento quizá un poco femenino, un cuento sobre artistas, un cuento sobre valores familiares; pero sobre todo un cuento de amor por la creación…

Así, resguardada en los géneros fantásticos –que permiten casi cualquier libertad literaria-, todo mi agradecimiento para la Sra. Callejas y todo mi amor, respeto y admiración para los Nierman, incluido el pequeño nieto, quien de hecho es el personaje principal: Aquí !!!!


                                                         " ...FLUIR..."
La música en la sala de conciertos había empezado a sonar quince o quizás veinte minutos atrás. Leonardo acostumbraba ir los Sábados por la noche, le gustaba ese lugar grande y frio que cuando se llenaba de sonidos iba cambiando de temperatura.

 Como joven estudiante de música se podía jactar de conocer todos los clásicos, y por disciplina iba a todos los conciertos que podía; había visto tocar a la Sinfónica de Minería y a la de Bellas Artes, aunque su favorita era la Sinfónica de la UNAM.

Por eso aquella noche había corrido pisando grandes charcos, no importándole mojarse: no quería llegar tarde y lo logró apenas. 

Y ahí estaba, en la sala Nezahualcoyotl, dispuesto a dejarse envolver por la sensación de la música; mirando como los músicos parecían estar cada quien en el mundo de su instrumento, pero al mismo tiempo en un universo compartido.

Esa noche sentía especialmente que algo estaba por suceder. Y no era su ánimo, porque había llovido toda la semana lo que siempre le provocaba nostalgia, ni tampoco que aquella noche el programa estuviera dedicado a Johann Pachelbel y que la obra interpretada fuera  “Canon”, su favorita. No, no era sólo eso, había algo más, lo presentía.

 Los violínes sonaban sublímes; el violín, era su eterno amor: La razón por la que entró al Conservatorio Nacional de Música…,… pero la verdad no era talentoso, lo sabía: cumplía con todas las tareas, sabía leer las notas; pero no tocaba como había soñado.

En sus sueños estaban los violínes al principio, luego, cuando vibraban con el sonído, de ellos salían colores y se mezclaban, claros o intensos, ligeros o profundos:

El joven Leonardo soñaba con la vibración de ese sonído, algo que no lograba crear por mucho que ensayara; tocaba obsesionado las cuerdas, sin embargo, como decían sus maestros: no podía ‘tocar el alma’ de su instrumento.

Pensaba en eso cuando sintió que le apretaban el pecho, las manos le sudaban y sus ojos se llenaron de lágrimas. Sonaba el Adagio, esa parte de la obra musical que siempre lo conmovía, y entonces, se dio cuenta, con tristeza, que no había nacido para músico….,… tal vez lo sabía hacia mucho tiempo, pero en ese momento lo aceptó: Jamás podría hacer fluir de sus dedos ese lenguaje de las notas que se hacían música. 

Parpadeó y una lágrima caliente resbaló por su cara, parpadeó otra vez y su mirada se quedó escuchando, así, sin pensar: miraba lo que escuchaba y seguía llorando en silencio. 

Ante sus ojos entonces aparecieron primero sombras acuosas; las luces de la sala cambiaban sutílmente reflejando a la orquesta y el escenario que parecía llenarse de colores.

Sintió un escalofrió en la piel: ¡Estaba mirando,fluir, como en sus sueños los colores de los instrumentos!

En la escuela había escuchado atento hablar a los maestros de música  que explicaban con detenimiento ‘los tonos’, ‘los colores’ y ‘las texturas de las notas musicales’; pero sólo eran palabras.

Esa noche las palabras quedaron atrapadas entre su imaginación, sus sueños y sus lágrimas.

Se quedó hasta el final del concierto: mirando fascinado como  se deslizaban  los sostenidos y anchos rojizos, los definitivos rotundos azules, los amarillos, los verdes…

Llegó a su casa, puso un disco de la Filarmónica de Berlín y sacó el cajón donde estaban sus frascos de pinturas, extendió una tela que tenía guardada pues aunque siempre le había gustado pintar sus padres pensaban que eso era solo un pasatiempo. 

En aquel momento, sin miedo, en el negro de su mente, cedió el terreno a  su mano para que tomara ritmo y la dejó hacer anchos trazos, seguidos de relámpagos de tonos.


Su mente corría , se deslizaba por un universo de sonídos donde fluían colores: ¡su sueño era una realidad!


Entendió que podía así abrir otro escenario; podía no ser bueno para crear el cuerpo de la música pero podía vestirla, podía hacerla fluir detrás de otro telón …

… Así es como tu abuelo me lo contó; cuando nos conocimos. ¡ Yo no sabía entonces que iba a convertirse en uno de los artistas de la plástica mexicana mas importantes en la escuela del expresionismo mágico !

Pasaron los años y se hizo famoso como pintor y escultor, incluso dos de sus obras mas queridas fueron escogidas para adornar la pared del vestíbulo de la Sala Nezahualcoyotl.

Cuando fuimos a Roma a ver sus cuadros en la sala del Vaticano donde tienen una muestra en su honor, tu mamá era muy niña y con gran orgullo vio su nombre en la entrada “Leonardo Nierman”; seguido de una frase escrita en latín que tu abuelo sonriendo nos tradujo, decía: “Paisajista en el universo de los sueños”.

Tu mamá se quedó muy seria y le preguntó a tu abuelo:
“ ¿Entonces tú crees que lo que soñamos podemos hacerlo realidad?”

Tu abuelo le contestó:

                                         “No lo creo: ¡LO SE!

… Lo que nosotros no sabíamos es que tu madre soñaba con imágenes de otra manera, las soñaba congeladas; por eso se convirtió en fotógrafa profesional...

Tu mamá sueña igual que tu abuelo, por eso las imágenes que a ti te cautivan y que la gente dice que son como ventanas a mundos paralelos: los sueños de tu madre son otro universo; pero querido, esa hijo, esa, es otra historia…






Claudia Nierman   
Reconocida como experta en manipuleo fotográfico de imágenes que dota de efecto dramático a cada composición, orquestando instrumentos de color, contraste y forma.


"PARIS"






NIERMAN / "SONATA"


Leonardo Nierman, artista mexicano de renombre internacional, entre los grandes creadores del siglo XX.


Disciplina artística: Pintor, Escultor; Estilos: Abstracto

Técnicas principales: Acrílico sobre Masonite y Acrílico sobre tela.


En su obra escultórica sólo maneja actualmente el acero inoxidable acabado espejo



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