martes, 6 de julio de 2010

Bienvenidos... a ... mi ...

¿NOSTALGIAS?
¡ Las desventajas de la virtud y el vicio bien recompensado!
O mejor: me quiero contar una historia...


“Hija:
Lo único bueno del pasado es que ya pasó, y por muy intenso que sea, ya pasó. Ya no te va a sorprender, por lo menos eso ya no...; algún día vas a entender a que me refiero”
Doña Ofelia Guilmain


Durante un buen tiempo escribí una columna semanal en la revista Milenio que llevó por titulo “Pecados Capitales”. Entrevistar a la primera actriz Ofelia Guilmain es una de las joyas de aquella corona mía; jamás la olvidaré por algunas frases como la que hoy uso como pretexto. Ibae para ella que donde quiera que ande, seguro se reiría de mi, por la manera en que entendí como comprobar que la sorpresa del pasado es cuando se refiere en un presente.

Con los años me he creído amiga de la adversidad y así la verdad es que me la doy por buena cada vez que algo me duele; y para ser honesta han dolido muchas cosas y; siguen doliendo mucho... ¿para que mentir!

Ni siquiera es la imagen simple de: ¡nostalgia!, ¡Amante y amigo!, interventor por lo que pasó, por lo que no pasó y hasta por lo que me imaginó que pudiera haber pasado...; pero bueno, para eso luego me azoto con mi adorado psiquiatra...

Pero ahora la historia que me quiero contar se va a un pasado muy lejano, entramado en un ritual de pubertad, en una urgencia loca por llegar a un acuerdo con las neuronas y las hormonas, donde nada era lo que veía y lo que yo quería que fuera una realidad se me escurría entre los intentos.

Aquí el personaje principal, alguien que con los años se convertiría en un fotógrafo lo suficientemente renombrado en el cine de este México; tanto así que pa’ no balconearlo lo dejo en iniciales: JZL...

En esa historia tampoco tuve mucha oportunidad de insinuarme –aunque las aproveché eso sí-. Nada mas que entonces, como sucede cuando uno esta chamaco, había cuates y los cuates –ah! jijos de sus refritos destinos-, ¡valientes cuates!, se jugaron dobles intenciones y me sepultaron la fantasía con dos frases: “El dice que no te quiere ver porque te vistes como puta!” y “Es un mujeriego, pero dice que tú estas muy chavita!” (HÁGAME USTED EL FAVOR ...con los años supe que ni lo uno ni lo otro lo dijo jamás!).

Por esas frases se me huyeron las apenas ensayadas astucias –la verdad es que tampoco nunca me vestí de puta, si hubiera sido así no tendría mayor empacho en decirlo; pero es que siempre he creído que el hábito no hace al monje-.
Lo único que si es cierto es que estaba muy chavita y a mis escasos trece años me traía un “autogol” permanente pues mi “virtud” –entiéndase aquello que uno debía guardar hasta el matrimonio-, me resultaba un alterego con el cual estaba absolutamente enemistada.

Aquí la historia se distiende, pasaron los años, y en mi exilio a la hermosa perla Tapatía aprendí a acuñar mi cinismo, mi ironía, mi desdén por la fidelidad de la cintura para abajo...; mi forma de hacer y ser, tan útil para cualquier practica. Y entonces sí, al grito de: “virtud pa’que la quiero si con el vicio me quedo!” –por cierto: ¡Gracias a quien ría por la alusión al maestro Sade!-

Después mas años, muuuuuuuchos...
Un día, un recado en un papelito, un teléfono; y mi mente de jovencita gritándole y pataleándole a mi cerebro de adulta: “¡Ahí esta!, ahí esta tu pendientito”.

Ese ‘pendientito’ hubo que cortejarlo –y cotejarlo, conmigo misma-, como diría Doña Ofelia, el pasado es mejor porque ya sabes lo que pasó , así que la pregunta era ¿para que moverle al presente si el futuro me podía congelar en un pánico escénico, deja vu de adolescencia?

Pero a las bendiciones me remito y me quedó con un encuentro que por respeto –a él- no narraré, -aunque puedo usar frases coloquiales y confieso que me encanta eso de contar mis cuitas cuerpo a cuerpo, sin tiempo ni limite de prendas-; pero hoy no, no; en esta historia:

Me quedaré con esta noche lluviosa que me lleva al ronroneo de un recuerdo que entre la piel y la palabra formuló un pensamiento: “No estuve jamás equivocada. El espiral vivencial permitió que ese regalo llegará justo cuando de p0r la virtud el vicio me recompensó la intensidad y la técnica; para luego, de verdad aprender a ser, solamente a eso, sentir; disfrutarme, y disfrutar del otro. Con lo que queda, con lo que hay; que puede no ser mucho: ¡pero es lo que hay!

Lo siento Z, no me la aguante, además tampoco importa, total, esto mas que un blog es un diario, y ahora casi nadie lo lee, por lo que pocos sacaran una conclusión de que tú seas tú y que quedes en evidencia....

Yo por mi parte disimularé el buscar con la mirada el celular esperando una llamada, y sonreiré, como acostumbro cuando realmente no quiero dar explicaciones sobre lo que siento; y lo haré porque vale la pena respetar la burbuja en donde cada quien nos hemos metido para hacer de lo que somos una realidad –con lo que eso signifique-

A los cuates que ambos sabemos quienes son, ... que... se sienten en la miseria de haber errado, por que el tiempo no es mas que un imaginario colectivo, y para muestra: nosotros...


... Y por ultimo la gracia de otra frase de Doña Ofelia cuando djo:

“Sabes, de todo lo que he hecho no me arrepiento, no puedo. Y algún día lo sentirás igual: solo se puede uno arrepentir de no haberlo hecho mas rápido: ¡para tener tiempo de cumplirse los ‘pendientitos’ que realmente valían la pena."

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